SEÑOR,
NO PERMITAS NUNCA QUE MI LUZ SE APAGUE
Definitivamente esto de
limpiar el corazón antes de entregarlo a Dios sí que es complicado. Alguien me comentaba en
estos días:” Me gusta lo que escribes pero iniciaste contándonos como se puede
llegar a entregar el corazón a Nuestro
Señor y has escrito varias cosas alrededor del tema, porque no vas al punto” y
yo le respondí: Realmente es muy difícil, ya que es importante concientizarnos de muchas cosas que guardamos
en nuestro corazón antes de llegar a una verdadera conversión”. “Del corazón
proceden los malos deseos, asesinatos, adulterios, inmoralidad sexual, robos,
mentiras, chismes. Estas son las cosas que hacen impuro al hombre”. (Mateo
Cap. 15, Ver. 19,20).
Yo pensaba que mi corazón
estaba muy limpio, es más, que hasta brillaba, pero poco a poco fui
descubriendo la falta de compasión que tenía. La dureza, lo castigador y fuerte
que podía ser, especialmente con las
personas que me rodeaban y amaba. Y entendí, que Dios siembra en cada uno de nosotros una
semilla buena, esa semilla es la Luz de su hijo: Jesús. Sin embargo, nosotros mismos nos
encargamos de cultivar muchas veces la cizaña, como la parábola del trigo y la cizaña que la encontramos en la Sagrada
Escritura en (Mateo Cap. 13, Ver.24, 30). El dueño del campo representa a
Jesús; y el trigo, a los hijos de Dios, porque sus frutos son buenos y
provechosos (los frutos son la evidencia visible de lo que hay en el corazón de
alguien,es la verdad, es la claridad y la coherencia con su actuar). El enemigo que sembró la cizaña, simboliza a satanás; la venenosa cizaña, o sea
los que elegimos este camino y vamos
guardando veneno dentro de nosotros (el veneno representa al rencor, la ira, la
envidia, la soberbia, la mentira, la oscuridad, altivez o cualquier sentimiento negativo que podamos
sembrar en nuestro corazón).
Y, es que
es muy fácil que nuestro corazón sea invadido por la cizaña, muchas veces le
abrimos la puerta sin ni siquiera darnos cuenta de lo que hicimos. Y viene y se
acomoda, y va creciendo, echa raíces, nubla nuestra mente con engaños y se
apodera de todo nuestro ser hasta que logra cambiarnos y enceguecernos con un
mundo lleno de banalidades, de materialismo, donde lo
bueno nos parece malo y lo malo nos parece bueno. Y como si fuera poco, las virtudes espirituales como la fe, la
esperanza, caridad, humildad, paciencia, perseverancia, obediencia y el
silencio, también se van opacando, se van dejando a un lado, van desapareciendo
de nuestra vida y nos convertimos en esclavos del pecado,sin luz.
No dejemos
que nuestra luz se apague, la luz que nos dio Dios. No permitamos que la oscuridad albergue en nosotros y que se acabe esa luz, la luz que puede ayudarnos
a tener un pacto, una alianza con Nuestro Señor. Podemos ser trigo
sano, que dé frutos en abundancia, multiplicadores del amor infinito,
verdadero, misericordioso y fiel de Dios Padre. Mejor dicho, podemos encontrar la verdadera libertad.
Doris muy bonita tu reflexión es cierto que en ocasiones vamos olvidando y dejando de lado los dones que nuestro padre nos da a través de su Espíritu Santo, y como tu dices sin darnos cuenta nos invade poco a poco la oscuridad del mundo, debemos limpiar nuestra habitación como decía el Santo Padre Benedicto XVI, y luchar por tener un corazón digno de ser ocupado por nuestro Señor.
ResponderBorrarEstoy de acuerdo con esta reflexión. Definitivamente nacemos Santos y vamos perdiendo nuestra Santidad. Nos manda el señor con un 10 en en todas las materias y el objetivo es no dejar perder este 10 en ninguna materia.....
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