domingo, 9 de noviembre de 2014


QUIERO HACER UNA ALIANZA CONTIGO… ¡MARÍA!


En el anterior Blog hablaba de la humildad y luego de escribirlo escuchaba y entendía que definitivamente para tener un corazón humilde lo primero que debemos hacer es reconocer a Dios como el Todopoderoso. Y, si no nos postramos ante Él, tanto físicamente como de corazón, no lo podemos lograr. El ejercicio de arrodillarnos exige un esfuerzo, es más, el ejercicio de colocar nuestro rostro en el piso para adorar al Rey de Reyes, es una acción que requiere despojarse de todo: del temor, de la pena, del orgullo, de la soberbia. Es desacomodarnos totalmente y  hacer a un lado tantas cosas que  nos alejan del  Padre. Cosas superfluas que se desvanecen o se acaban en cualquier momento. Al mismo tiempo que nos humillamos ante Él, debemos abrirle nuestro corazón. De lo contrario, de nada servirá. También comprendí, que no se puede vivir la humildad si no servimos a los demás.

Todo esto lo relaciono hoy con Nuestra Madre del Cielo, con la preciosa Virgen María, La Servidora del Señor. Ella se despojó absolutamente de todo para dar el sí ante la misión que le encomendó el Padre: ser la Madre de Jesús y por ende de todos nosotros. La llena de Gracia, la que guarda en su corazón nuestra historia para abrirla a nuestro Dios. Ella es la única y perfecta intercesora para poder llegar al Padre. Ella, la mujer del silencio, la del absoluto y puro Amor… Dijo María:” Yo soy la servidora del Señor, hágase en mi tal  como has dicho. Después la dejó el ángel”. (Evangelio de san Lucas, versículo 38).

 Al pasar de los años me he ido enamorando más de Ella. Esa imagen hermosa que vemos en las fotos o de repente las que tenemos en nuestros hogares, pasó de ser una figura decorativa a algo real. Yo siento su presencia y siento su Amor  infinito. También siento que es mi amiga, mi confidente. Está conmigo a cada instante. Me habla al oído y me llena de su paz.

Con mi hijo, La Madre del cielo ha tenido encuentros en sus sueños, lo ha reprendido también. Él la ama infinitamente. Por mi parte, recuerdo que la primera manifestación que tuvo conmigo fue cuando me regalo a mi esposo, a través de un cenáculo (grupo que se reúne en una casa de familia, en una plaza pública, en la Parroquia, en hospitales y otros sitios, a rezar el Santo Rosario y otras devociones). Le pedí de corazón que trajera a mi vida un hombre con el cual pudiera fundar una familia, y al cabo de varios meses, así fue.

 La Virgen Santísima pide que hagamos cenáculos, ya que a través del acto de consagración que hacemos al final, entramos en su Corazón Inmaculado, para prepararnos allí a recibir el Espíritu de Amor, el Espíritu Santo.

El Santo Rosario: gran regalo de Amor, de liberación, de ayuda. Sin embargo, cuando no se vive de corazón, esta oración se convierte tan solo en una práctica repetitiva, sin sentido. Pero cuando aprendemos a hacer el Santo Rosario meditado, despacio, de manera calmada, encontrando un sentido espiritual, reflexionando cada misterio, las cosas pasan a ser diferentes, todo cambia. Mi experiencia me ha enseñado que cuando rezo el Santo Rosario, especialmente en familia, ésta permanece unida. No es una frase de  cajón: es real.

Cuando disponemos nuestros corazones, nuestra actitud, y sacamos el tiempo para reunirnos a orar en torno a la Madre del Cielo, las situaciones cambian, los corazones se llenan de Amor. La Fe aumenta, la esperanza y la caridad empiezan a ser vivas en nuestra existencia. Amo esta oración, diariamente me llena de fuerzas, consuela mi alma, es un encuentro especial con María. Y, lo más importante, es un arma poderosa  contra el maligno. Todo es diferente antes de iniciar esta oración. Cuando terminamos algo ha pasado en nosotros, en nuestro interior o en nuestro entorno. Nada es igual.

Y por si fuera poco, la Santísima Virgen María hace las siguientes Promesas a las familias, personas o grupos que oran el Santo Rosario: ayudará a vivir la santidad del matrimonio, principalmente a permanecer unidos y a ser fieles. A vivir el carácter sacramental de la unión familiar. Hoy, cuando está aumentando el número de las familias divididas por el divorcio, Nuestra Madre nos quiere ver unidos bajo su manto, siempre en el Amor. Nuestra Santísima Madre quiere ayudar a los hijos de estas familias. Actualmente existe para muchos jóvenes el peligro de perder la fe, siguiendo por el camino del mal, del vicio, de la droga. La Madre Santísima ayuda a estos hijos y promete que como Madre estará atenta al lado de ellos para hacerlos crecer en el bien y salvarlos. Nuestra Madre dice que estará siempre cerca de todas las necesidades tanto de orden espiritual como material. Y se cumplirán muchas promesas más que solo traen bendiciones para nosotros, nuestras familias, nuestros hijos y los seres que nos rodean.

Hay muchas formas de descubrir el Amor infinito de nuestra Madre del Cielo. Para nadie es un secreto la infinidad de Santuarios alrededor de todo el mundo, donde Ella se ha hecho presente, se ha manifestado y ha enviado mensajes a la humanidad. Muchas personas han tenido conversiones en su vida luego de visitar un Santuario. La Virgen María ha hablado directamente a su corazón.

De las apariciones de la Santísima Virgen nacen las advocaciones que se encuentran en varios países del mundo. Una advocación Mariana es una alusión mística relativa a apariciones. Existen dos tipos de advocaciones: las de carácter místico, relativas a dones, misterios y actos sobrenaturales  de la Virgen, como la Anunciación, la Asunción, la Presentación. Y las apariciones terrenales, que en muchos casos han dado lugar a la construcción de santuarios dedicados a la Virgen, como el del Pilar (en Zaragoza,Espa), el de Covadonga (en Covadonga, Asturias),el de Lourdes (en Lourdes, Francia), el de Fátima (en Fátima, Portugal), el de Guadalupe (en ciudad de México, México), el de la Rosa Mística en (Alemania), y muchas más.

Amada Virgen María te digo una vez más: TE AMO Y QUIERO HACER UNA ALIANZA de amor, contigo…





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